La metamorfosis, de Franz Kafka
Narra la historia de Gregor
Samsa, un comerciante de telas que mantiene a su familia con su sueldo, hasta
que un día amanece convertido en un enorme insecto parecido a una cucaracha.
Varias pueden ser las
interpretaciones de este relato... Es un relato bastante asfixiante y
desagradable de leer, pero original. El relato evidencia que en las condiciones
de vida del protagonista era totalmente lógico transformarse en un bicho.
Puede entenderse la metamorfosis
como un acto de rebelión o desplante a la empresa y al sistema mercantil en
general. Gregor, consciente o inconscientemente, renunció a levantarse para ir a
trabajar, aunque se puede argumentar que no escuchó el despertador porque su
sistema auditivo era el de un insecto (cuya franja de percepción de onda es distinta).
La metamorfosis en insecto puede
entenderse como la materialización (en forma de insecto) de la situación del
protagonista en el mundo laboral y familiar. Gregor se hace consciente de su
soledad y de cómo le infravalora todo el mundo, de que siempre le han tratado
como a un bicho.
Siguiendo con lo apuntado, se
puede entender la metamorfosis como consecuencia de la degradación de una
sociedad mercantilista que sólo valora lo útil y rechaza la inútil o lo que no
es bastante eficiente. Gregor era un empleado vulgar, insignificante,
desrealizado, numérico. No se le trataba como a un ser humano, porque no se
tenía en cuenta su capacidad de resistencia y su necesidad de descanso (por
retrasarse unas horas acude el propio gerente a su casa para pedirle
explicaciones). Era tratado como un animal, un insecto: y en eso se convierte.
La moraleja está clara: o acepta la explotación sin quejas, o se busca un
sustituto sumiso y resistente.
La última explicación sería suponer que todo es una pesadilla, que Gregor no llega a despertar realmente. Es cierto que al principio del relato se dice que “no estaba soñando”, pero puede pensarse que esta pregunta forma parte del sueño, como reacción lógica ante la inquietante metamorfosis. La simbiosis entre sueño y realidad (lo extraordinario y lo cotidiano) es una de las características de la obra kafkiana.
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