Balzac y la joven costurera china, de Dai Sijie
Carl Sagan consideraba la
escritura como el más grande de todos los inventos de la humanidad porque une a
personas de épocas distintas que nunca se conocerán y rompe las cadenas del
tiempo.
Un buen libro tiene el poder de
transformar a una persona, y creo que este es el principal mensaje de Balzac y
la joven costurera china: evidenciar la cualidad transformadora de un libro.
Constituye un homenaje al poder de la palabra escrita y, cómo esta, siembra el
deseo de libertad.
Esta novela autobiográfica narra
la historia de dos adolescentes chinos que son enviados a una aldea perdida en
las montañas del Fénix del Cielo, cerca de la frontera con el Tíbet, para
cumplir con el proceso de “reeducación” implantado por el presidente Mao a
finales de los años sesenta.
Soportando unas condiciones de
vida infrahumanas, con muy pocas probabilidades de regresar a su ciudad natal
al lado de sus familias, se produce un punto de inflexión en el momento en que
encuentran una maleta clandestina llena de obras emblemáticas de la literatura
occidental: Balzac, Dumas, Stendhal, Brontë, etc.
A partir de este momento los
personajes principales, los dos adolescentes y una chica del pueblo a la que
llaman la Sastrecilla, descubrirán un mundo de sentimientos y pasiones
desconocidas, resultando en un verdadero proceso de “reeducación”.
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